Duele estar viva

Como duele... duele... duele y mucho vivir. Duele la cruda realidad que tenemos que soportar. Duele despertarse del más maravilloso de los sueños y saber que nada de eso va a ser posible. Duele saber que somos totalmente insignificantes en este mundo gigante y que no vamos a poder hacer nada para cambiar lo que queremos cambiar.
Duele muchísimo amar a una persona y no poder estar con ella. Duele saber que aunque pienses todo el tiempo en esa persona, te desveles por ella, sueñes con ella y hasta respires su mismo aire no podrás tenerla.
Duele... y lo que en principio es dolor emocional se convierte pronto en un dolor físico que traspasa las barreras de todo lo imaginado.
Que complicado se hace explicar esto. Que complicado es poder describir el dolor que hay que cargar en los momentos más duros. Una continua punzada en el pecho que impide respirar, comer, dormir... te priva de todo lo vital y te vuelve una persona completamente diferente a la que fuiste alguna vez.
La persona que fui se escapó hace un tiempo y aún intento encontrarla. Pero no lo logro. Por más que lo intente siempre acude el dolor de nuevo, siempre.
Duele estar viva... duele.