Ni se le ocurrio que no seria bastante fuerte para hacerlo.
Su ataque le habia tomado por sorpresa, pero no estaba ni con mucho vencido. Devolvio el golpe, la mano sana buscando a tientas la garganta de la muchacha. El pulgar se hundio en su traquea.
Con una violenta sacudida de los hombros se libero y retorcio entre sus manos, arrojandola al suelo, con el rostro contorsionado en una furia animal.
Iba a matarla.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Criticas