El era hermoso, hermoso con esa hermosura que inspira el vértigo, hermoso con esa hermosura que no se parec en nada a la que soñamos en los ángeles y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica; que tal vez presta el demonio a algunos seres para hacerlos sus instrumentos en la tierra.
Ella lo amaba; lo amaba con ese amor que no conoce freno ni límite; lo amaba con ese amor en que busca un goce, amor que es felicidad.
martes, 22 de junio de 2010
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